Escena de lectura

Say no more: Charly, un patrimonio vivo


Desde que tengo uso de razón, el arte en cualquiera de sus expresiones ocupa un lugar muy importante en mi vida. Cuando era chiquita por las tardes, además de hacer alguna que otra actividad deportiva como destreza o voley, también iba a la “Escuelita de estética”, una escuela de arte pública de mi ciudad donde se enseñan distintas actividades artísticas como canto, baile, percusión, literatura, plástica, entre otras.  Allí, realicé plástica y dibujo por muchos años intercalando con las distintas actividades que hacía en el club. 


Ya más acercándome a la preadolescencia empecé a realizar actividades más relacionadas con las artes escénicas: primero empecé canto y después teatro y comedia musical. 

Principalmente con la música desde siempre tuve relación especial: la música atraviesa todos los días de mi vida, me gusta mucho escuchar música, cantar, descubrir nuevos artistas, ir a recitales, shows, entre otras.


Uno de los artistas que más marcaron mi corta vida fue Carlos Alberto Garcia, más conocido como “Charly Garcia”, uno de los artistas de vanguardia - y por no decir el primero - más importante de los últimos 50 años. Descubrí su obra gracias a mi papá que es un gran oyente de él y esta obra fue entrecruzándose con mi vida de distintas maneras. Por ejemplo, en música de primaria teníamos un profe que nos hacía cantar canciones de Sui Generis y Serú Giran, una de las primeras canciones que empecé a trabajar en canto fue “Seminare” y una de las primeras canciones que canté en vivo también era de Charly. Él y su música siempre estuvieron presentes en mi vida.


Este mes fue muy importante ya que cumplió 70 años. Todo el país desde principios de octubre empezó a festejar su cumple con distintos homenajes. Sin embargo, el más importante fue el que se realizó el sábado pasado en el Centro Cultural Kirchner. 



Este consistió en cuatro bloques donde iban a cantar distintos artistas amigos y  amigas de Charly, pero sucedió algo - para mi - casi inimaginable: en el tercer bloque, cuando se levantó  el telón, apareció él, sentado de blanco junto a sus clásicos teclados, preparado para tocar frente a las cientas de personas que se encontraban allí presentes. Y así fue, Charly junto a Fito Páez, Pablo Guyot, Alfredo Toth, Zorrito Quintiero, Rosario Ortega, Hilda Lizarazu y Fernando Samalea interpretaron éxitos de su carrera artística: irrumpiendo con “Cerca de la revolución” seguida por “Promesas sobre el bidet”, “Raros peinados nuevos”, “Demoliendo hoteles”, el feliz cumpleaños y cerrando con una de mis canciones favoritas, “canción para mi muerte”


Lamentablemente no pude estar presencialmente y vivir aún más esa unicidad, ese aura que esta presentación tuvo. Igualmente, lo pude ver por YouTube en mi casa con una amiga.  Fue un momento único, sensible, emocionante, feliz. Hacia mucho que no disfrutaba tanto de un recital, ni tenía tanta sensaciones juntas al mismo tiempo. A Charly se lo veía bien, feliz, sonriente, disfrutando junto con sus amigos y colegas y eso me llenó el alma. 


Cuando empezaron a sonar los primeros acordes de “Canción para mi muerte” se me erizó la piel, más que cuando la escucho normalmente. Lo veía a Charly, ya con 70 años, y seguía sin comprender como podía haber escrito semejante épica a los 19 años. Hasta unos versos de la canción los entonó el solo, con todo su arte, con esa interpretación que muy pocos pueden tener:


Quisiera saber tu nombre
Tu lugar, tu dirección
Y si te han puesto teléfono
También tu numeración

Ese momento, a mi parecer, fue el más hermoso de la noche: Charly disfrutando, más hermoso que nunca y Fito feliz, mirándolo, cuidándolo como si fuese su hermano mayor. Como leí en algún comentario de YouTube, gracias a García estábamos siendo felices con lágrimas en nuestros ojos.

Obvio que me hubiese gustado estar ahí presente, pero me bastó con verlo desde mi casa. Después de ver ese emocionante show, cada vez que escuchaba una canción de Charly, la nostalgia me invadía y sentía mil sensaciones más de las que normalmente siento. 


Que lindo es poder homenajear a alguien cuando está vivo y más si es un ídolo popular de todos los argentinos, un patrimonio se nuestra cultura nacional como es Charly García.


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